Creo en...
lo decisivo de una buena distribución
que como un buen guión nos dirige y acompaña a través del espacio,
marcando recorridos, definiendo zonas, con el objetivo de facilitar tu día a día
disfrutando de un entorno agradable, cómodo y funcional,
aportándote el confort necesario en cada momento.
En ocasiones, el espacio es un bien escaso,
por lo que su aprovechamiento, en base a una buena distribución,
es de vital importancia.
el poder de la luz
que con su versatilidad nos permite jugar con las emociones,
creando los escenarios que requieren las diferentes actividades
que se desarrolan en un espacio y que necesitan una atmósfera adecuada
para cada una de ellas (calidez, relajación, concentración, reunión, trabajo...).
Hay que ser conscientes de que una iluminación inadecuada puede arruinar
el resultado del mejor diseño.
Cuando hablamos de luz, no solo es importante tener en cuenta la luz artificial,
la luz natural además de aportar vida a los espacios, también la podemos modular
obteniendo múltiples matices y un importante ahorro energético.
la fuerza del color,
como elemento de transmisión de sensaciones
por eso, se trata de buscar un esquema de color coherente,
teniendo en cuenta cómo afecta al usuario y
la función que desempeña el espacio;
y esto no es cuestión de modas.
la importancia del detalle.
La vida se compone de cosas pequeñas, de detalles a veces imperceptibles,
que contribuyen a crear una atmósfera en la que fluyen las sensaciones,
a menudo indescriptibles, que nos hacen vibrar, sentir, disfrutar...
El detalle constructivo se convierte en el objetivo fundamental para lograr
una mejor calidad en los resultados.
el equilibrio entre la creatividad, lo funcional y lo constructivo,
en el cuál, está el éxito.
las segundas oportunidades:
rehabilitación de espacios,
que, por diferentes causas, se quedan obsoletos y necesitan reconvertirse
para volver a ser eficientes y adaptarse a nuevas necesidades y tecnologías,
convirtiéndolos nuevamente en confortables y funcionales.
la singularidad de cada proyecto
porque cada persona es única, por tanto, cada proyecto tiene que ser único,
tratando de plasmar un estilo acorde a la personalidad de quien va a utilizar el espacio,
ya sea éste para vivir o trabajar en él.
Para poder hacer un buen trabajo necesito conocerte!!!
el diseño como algo necesario, no como un lujo.
Todos merecemos vivir y trabajar en un entorno que nos resulte satisfactorio.
el slow design (diseño tranquilo),
filosofía de la cual me hago partícipe,
por la que frente al trabajo exigente a ritmo frenético,
que no deja tiempo para la reflexión,
propongo un trabajo de calidad, meditado, contrastado,
el concepto de hacer bien las cosas.
“No es posible producir y apreciar la calidad
si no nos permitimos el tiempo para hacerlo”
la simplicidad como valor estético.
Una virtud para el logro de la eficacia.
la localización, frente a la globalización.
teniendo en cuenta el entorno, la cultura, costumbres…
en definitiva, aquello que nos identifica y nos diferencia.
el sexto sentido: el de las sensaciones,
de manera, que los espacios transmitan una energía,
que nos haga sentir emociones,
más allá de lo meramente estético.
Nos encontramos a gusto en un lugar,
muchas veces sin saber por qué,
pero hay algo mágico…
valores como la confianza, la empatía, la complicidad,
fundamentales para que el resultado final sea óptimo.
el cliente a largo plazo,
no como algo ocasional.
también crees en estos principios,
y necesitas cambiar tu entorno
para que se adapte a tus necesidades,
a tus sueños y a tus inquietudes,
a invertir el tiempo necesario para
conseguir mejorar tu entorno personal
y convertirlo en sostenible, con un
trabajo bien hecho y adaptado al medio.
